martes, 21 de abril de 2015

Amor/desamor tecnológico.

A mí no me neguéis que no era más fácil sin redes sociales... Conoces a alguien y antes de preguntarle nada, ya te has recorrido su Facebook de arriba a abajo, sí, sin mediar palabra con él... ¡Qué gen detectivesco tenemos las féminas! y no nos vamos a engañar, es mucho más cómodo, rápido y fácil que una primera cita.




Te presentas en esa cita con los deberes bien hechos y sabiendo a qué se dedica, cuántos hermanos tiene, cómo se lleva con sus padres, quiénes son su amigos, compañeros de trabajo y conocidos, e incluso cuál es su color favorito. Y sí, te ahorras muchas conversaciones insulsas, pero también desaparece mucha magia.

Pero lo peor no es eso, no, lo peor viene cuando se acabó el amor de tanto usarlo o, simplemente, te ha tocado una de esas personas intensas que lo sienten todo y más y al mes ya se han caducado. Pues es maravilloso tenerle en todas tus redes sociales y poder ver de primera mano lo bien que se lo pasa de marcha con sus amigos, las nuevas amistades en Facebook, que casualmente son mujeres preciosas, los viajes que se pega... y tú en casa, con el pijama, el moño, intentando entender qué fue lo que falló, que os digo ya que fue él, nosotras nunca... y acumulando bilis, por si algún día te lo encuentras y se alinean los planetas y tú vas divina, él se da cuenta de que eres el amor de su vida, corre tras de ti para recuperarte y tú, entonces, le sueltas todo lo que llevas dentro gracias a las nuevas tecnologías y el odio que le tienes... disculpad, me he dejado llevar por mi vena hollywoodiense.

Quien más, quien menos ha pasado por algo así... puedo prometer, y ¡Prometo! que todo eso pasa, que un buen día ya ni te fijas en sus fotos o sus nuevas amistades, y que te lo cruzas por la calle y te limitas a sonreír, saludar e irte pensando ¿Pero qué vi yo en ese personaje? y siempre, siempre, siempre, salimos reforzadas y sé que ellos en el fondo de su cabecita piensan: ¿Cómo pude perder a una pedazo de mujer así? Porque tenedlo claro, nosotras somos mujeres de bandera.


 
 
 
Un saludo, mujeronas.
 
 


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